En la Barcelona que respira Mediterráneo y memoria, hay historias que no se gritan. Se susurran. Como la de Él y Ella, una pareja que sin proponérselo, han convertido su historia de vida en un manual de resistencia, ternura y lealtad. Con la serenidad de quien ha amado bien y el valor de quien sabe soltar sin olvidar. Como esa venta emocional de su vivienda en Sitges, donde cada rincón guarda una historia, una música, una luz.
Un día, después de muchos veranos, sintieron que era hora de dejar marchar su piso de veraneo. Su refugio donde los días se medían por la tranquilidad y la intensidad del azul en el horizonte.
Ella tenía un rincón preferido en el piso: la esquina de la terraza, justo a la salida del dormitorio. Allí, con el mar de fondo —tan cerca para olerlo, pero lo bastante lejos para no escuchar el bullicio de la gente— leía a Alberto Campo Baeza y sus libros de arquitectura, donde la luz es protagonista. O se dejaba llevar por las voces de los barítonos, por el lamento dulce de una ópera mientras el sol caía como una promesa sobre el horizonte.
La abogada, cómplice de algunas batallas, les recomendó MayoBall, una inmobiliaria que no solo vende casas, sino que entiende de historias, emociones y a quienes no les gustan los chanchullos. Sin embargo, optaron por otra opción, más visible, más ruidosa, más barata y con apellido extranjero.
Pasaron los meses y el piso seguía esperando. El 2 de enero de 2025, decidieron dar una segunda oportunidad a Mayoball, a Iulen y a Begoña, y ese día, por fin, se pusieron caras. Y no fue solo un reencuentro, fue el inicio de una complicidad silenciosa. El piso se transformó, como si también él hubiera entendido que su tiempo de espera había terminado.
Begoña y Iulen lo transformaron, decoraron y ambientaron. Había flores en la terraza, copas en la mesa, luz suave en las estancias, y una sensación de hogar. Y, llegaron las ofertas. Y la tercera fue la que, con el equilibrio justo de corazón y razón, les hizo decir: “sí”.
Pero mientras tanto, la vida no se detuvo. Ella enfermó. Pero ni la enfermedad pudo con esa determinación suya, de mujer de la posguerra, trabajadora, madre de hijos ya adultos, compañera de Él desde que el tiempo era joven. “Todo debe quedar cerrado”, decía. Como quien ordena las cosas para que el amor no deje cabos sueltos.
El 29 de abril de 2025 amaneció con la ciudad aún recuperándose del gran apagón que había dejado a toda la península ibérica sin electricidad el día anterior. Ese día, teníamos programada la firma de la venta en la notaría. Sin embargo, al llegar, nos encontramos con que los Registros de la Propiedad funcionaban intermitentemente, los pagos OMF estaban en pausa y las transferencias bancarias no se podían realizar. El notario, un profesional hábil y resolutivo, les dijo que si hacían un poder especial, se evitarían volver desde Zaragoza, y …. asumí el favor, porque muchas veces lo profesional se cruza con lo humano, y decir que sí es la respuesta correcta.
Así, en medio de la incertidumbre y las dificultades técnicas, logramos encontrar una solución que evitó a la pareja un viaje innecesario y les brindó tranquilidad en un momento complicado.
Mayoball no solo vendió un piso. Fue testigo y parte de una despedida digna, de una historia vivida con el respeto que merecen quienes han amado un lugar. Porque en esta inmobiliaria, lo esencial no se tasa en metros cuadrados, sino en recuerdos.
Y sí, como dijeron ellos mismos al cerrar la operación: vender con Mayoball fue hacerlo con confianza, con cercanía, y con la certeza de que incluso en los adioses, hay belleza.
Oleeeee !!!! como se suma una palabra con un buen trabajo profesional y pasando de ser un trabajo ordinario a ser algo EXTRA-ORDINARIO. Felicidades
Cada venta encierra una historia, la diferencia está en sentirla, respetarla y mimarla como hacéis vosotr@s.
Cuando se pone el alma no solo se transacciona un valor, parte del corazón se incluye.
Bonito!
Preciosa entrada de blog. Se la acabo de leer a mi madre y le ha encantado!🥰
Muchas gracias de nuevo por tus palabras, por tu trato, por TODO
Gran servicio y profesionalidad.